Este centro de interpretación está situado en las dependencias municipales de Torre del Compte.
Aquí se puede conocer la vida cotidiana y local llevada a cabo durante los años posteriores a la Guerra Civil.
En este Centro de Interpretación se expone una curiosa colección de objetos que nos trasladan a un ayer no tan lejano. En ellos se reflejan los afanes y los días, la vida, de la que podría dar fe la vieja maquinaria del reloj del ayuntamiento. También está la mano de los artesanos que las fabricaron, testimonio material de una cultura popular en continua transformación.
Encontramos también elementos de la casa, con el hogar como centro de la vida doméstica, su fuego bajo, con sus planchas, morillos y trébedes. El banco y las sillas de anea, pucheros, jarras, perolas y cazuelas. Todos los útiles para fabricar pastas y panes.
Y como no, el agua, cuidadosamente transportada en «aiguaderas» de madera, de mimbre, o de hierro conservada en cantaros y botijos.
También están los tradicionales ajuares con camisas y calzones, delantales, gorros de dormir y hasta una primorosa sombrilla de seda y marfil y los trajes de saco de los «diables de Sant Antoni» que, recuperados en la posguerra, hacen las delicias de niños y mayores el dia de la «plega» para la fiesta del santo, luciendo sus ingenuas pinturas de animales diabolicos y un poco fantásticos.
El trabajo agrícola, con los útiles de las faenas que ya son historia. Presidios por un imponente trill, viejos arados, aventadores, bozales y albardas, rastrillos, yugos y poleas, junto a una pretecnológia sulfatadora, nos hablan del trabajo de ayer. También figura el oficio de carpintero con algunas de sus herramientas mas representativas.
La apicultura y la caza fueron en el pasado un complemento de la actividad agraria. En primer lugar vemosuna serie de objetos relacionados con la miel y las abejas; una colmena de corcho y su correspondiente ahumador.
Finalmente, sobre una hermosa mesa de nogal, descansa una modernista maquina de escribir Hispano-oliveti, junto a viejos tinteros de cristal y ejemplares de «El noticiero», católico diario zaragozano ya desaparecido, y algunos viejos libros que aún trasmiten fantasías y saberes, preservados por sus fatigas encuadernaciones.
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