Historia
La comarca del Matarraña es un espacio geográfico que históricamente ha sido un nexo entre las tierras de interior y la costa del Mediterráneo. Su proximidad del mar, a tan solo 20 km en línea recta, y las vecindades de la Comunidad Catalana y Valenciana, le han dado a la comarca un caracter mediterráneo y un papel de frontera a lo largo de su dilatada historia.
El arte rupestre Levantino es el primer testimonio que encontramos en el territorio y esta declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. El arqueólogo calaceitano Juan Cabré descubrió en 1903, en el Barranco del Calapatá en Cretas, el primer conjunto de estas manifestaciones pictóricas naturalistas en la “Roca dels Moros”. Más proximas en el tiempo son las pinturas de la Fenellassa, halladas en Beceite, cuyos trazos se alejan al naturalismo para adoptar formas de representación esquemática.
En los siglos VII-VI a.C. se desarrolla la época ibérica, constituye uno de los momentos de mayor esplendor en el territorio del Matarraña. Son numerosos los poblados establecidos a partir del siglo V a. C., como Els Castellans, entre Cretas y Calaceite, El Piuró del Barranc Fondo de Mazaleón, Tossal Redó en Calaceite, etc. En este aspecto, el poblado de San Antonio de Calaceite jugó un papel predominante en la zona, hasta que fueron abandonados con la llegada de los romanos en el 218 a. C.
La organización actual del territorio del Matarraña tiene origen a finales del siglo XII, en tiempo de la reconquista cristiana, no se hizo definitiva hasta el reinado de Alfonso II, quien en 1179 donó buen parte del territorio a la Orden Militar de Calatrava, mientras que la Peña de Aznar Lagaya (con Fuentespalda, Valderrobres, Mazaleón, Torre del Compte y Beceite) se quedaba en manos del arzobispado de Zaragoza, promotores del Castillo e Iglesia de Valderrobres.
Durante la Edad Moderna, el aumento del poder municipal se plasma en la construcción de casas consistoriales tomando el lenguaje renacentista. En este periodo se asiste a una especialización en la producción del aceite, con un importante número de prensas donde se realizaba la molienda en campañas que duraban 8 o 9 meses. Y también se tuvo que hacer frente a los devastadores efectos de la guerra al verse esta zona involucrada en la Revuelta catalana de 1640 y la Guerra de Sucesión de 1705. Ya en el siglo XIX, con las guerras carlistas, los Puertos de Beceite se consolidaron como un foco de resistencia durante el Trienio Liberal.
El inicio de la Guerra Civil en 1936 y la llegada de milicianos trajo a estas tierras la implantación de numerosas colectividades anarquistas, experiencia que finalmente fracasó. En 1938 la zona es tomada por las tropas franquistas, iniciándose una larga posguerra.