Clima

Las precipitaciones disminuyen notablemente de sur a norte, ya que al mismo tiempo que pasamos de las zonas más altas de Los Puertos nos acercamos hacia la Depresión del Ebro. Mientras en el área montañosa podemos encontrarnos con medias superiores a los 700 mm, en las zonas ubicadas más al norte y más bajas no llegan a los 400mm. Además, en la zona montañosa  parte de estas precipitaciones suelen ser en forma de nieve (10-15 %), mientras que en las zonas bajas la presencia de este fenómeno es más bien anecdótica.

Otro elemento muy importante que define las precipitaciones es la irregularidad, pudiendo darse años muy secos (poco más de 300 mm) con otros con generosas lluvias (cercanos a los 1000 mm). Se trata de ciclos, algo muy típico del clima mediterráneo.

A este carácter irregular tendríamos que añadir tres factores más que determinan el clima: la estacionalidad de las precipitaciones (con dos máximos en primavera y otoño), la torrencialidad (en verano y otoño especialmente, con valores puntuales que superan los 100 L/h) y la presencia de un elemento desecador como es el cierzo.

En cuanto a las temperaturas, también nos volvemos a encontrar con este fenómeno de gradación, yendo las medias anuales desde los 12º C a los 16º C. Las mínimas en la zona más alta pueden alcanzar los –15º C y las máximas en la zona más baja los 40º C. Otro elemento considerable es la amplitud térmica que, especialmente en estaciones como inicios de primavera y en otoño, puede superar los 20º C.

Tormentas e inundaciones

En verano se pueden registrar precipitaciones de carácter tormentoso que en pocas horas pueden llegar a acumular más de 100 L/m². Así, ríos y barrancos, en ocasiones secos, pasan a llevar gran cantidad de agua (turbia debido a los sedimentos que arrastran) en un breve espacio de tiempo.